Molestias. (Libre)

- Cállate... - Rodó sobre su hombro izquierdo en un intento por cambiar de posición y quizás, con ello, hacer que la irónica voz de su subconsciente marchitase. Obviamente, aquello no iba a serle sencillo.

“Sólo una miradita, no me obligues a...!”.

- No. – Terció, más terco aún que el otro. Apretó tanto los ojos cómo los labios, puesto que, no era de más hacer que su compañero de habitación prosiguiese durmiendo. No quería que nadie supiera de su trastorno, no por ahora.

“ En ése caso...” La amenaza interpuesta por Irok le hizo gruñir. Era bien capaz de aprovecharse de una futura debilidad para contraatacar, lo sabía.

- Sólo una ojeada. – Susurró y viendo que su compañero de cuarto ya estaba incluso roncando, se enfundó las zapatillas y con sigilo salió del cuarto cerrando tras de si aquella que medía apenas dos metros.

Los pasillos estaban en la penumbra y seguramente era gracias a la sombría luz lunar que entraba por la ventana que era capaz de ver por dónde pisaba. Se sentía molesto, realmente siempre terminaba haciendo cuanto no quería. Sabía que era lo que deseaba su otra personalidad por lo que por cuenta propia y aludiendo los comentarios que hacían eco en su cabeza, se dispuso a dirigirse hacía las instalaciones de audiovisuales, aunque dudaba que aquello estuviese abierto.

Pero... Detuvo el paso cuando llegó a uno de los más amplios ventanales y pese a que Irok refunfuñó algo, también quedó atrapado por la imagen: La luna. Era preciosa. Sin apartar la vista de la misma dio un desafortunado paso hacía adelante, el mismo que le hizo chocar contra una figura desconocida.

¿Cuantos días había pasado? ¿un día? ¿Dos días? ¿Una semana? ¿Un mes? ya había perdido la cuenta, para el había sido una completa eternidad el tiempo que llevaba separado de su novio. Había insistido a su familia para en volver a Kokoro y solo lo había hecho con un fin, encontrarlo a su novio pero ¿donde estaba?...no estaba allí de eso estaba seguro ¿acaso el lo habría olvidado? ¿Acaso tendría otro novio ahora?

Moria de celos solo de imaginarse a su novio con alguien más pero en su mente no veía otra respuesta. Miro la luna nocturna como buscando que hacer...no mas...no sufriría mas...si Zaphkiel tenia alguien mas el también buscaría a alguien, no...alguien era muy poco ¿por que tener a uno si podía tener mas de uno?

La luna parecía haber tenido un influjo extraño en el artista para hacerle tomar aquella resolución, miraba la luna con una extraña sonrisa que de pronto sintió que el golpe de alguien interrumpió sus pensamientos.

- cuidado... ¿no sabes que es peligroso andar solo en la noches?- pregunto solo para espantar a aquel chico si bien ya había hecho su resolución aun estaba en planes de lograrla y eso chico acaba de distraer sus pensamientos.

Se quedó mirando el torso contra el que había chocado de manera, en un principio, sorprendida. ¿Un profesor? ¿El director? . Lo había echado todo a perder por culpa de aquella tintinearte voz que tenía metida en la cabeza, esa que se autodenominaba a si mismo cómo su doble; Miedo. Tenía miedo... aun que curiosamente, el bombeo de su corazón se aceleró cuando sus ojos, entre la penumbra de la noche, se cruzaron con los del desconocido. Tenían un matiz precioso, y fuera por la luna que le bañaba o no... Era sencillamente digno de admirar.

Abrió los labios, primeramente para articular algún tipo de disculpa. Creía, había sido su culpa. Se hubo dejado atrapar por la belleza de la luna, pero... Esa belleza era superior. Se sonrojó y su estridente voz interior volvió a colmar sus sentidos.

<< Déjame salir. >>

Se mordió los labios impidiendo que su profunda negativa saliese a viva voz y el otro pensase que estaba hablando sólo, que era loco; Raro. Sonrió nervioso y sus labios temblaron mientras intentaba aun que su voz no saliera a la luz; Sabía que eso podía desencadenar la liberación de su otra mitad.

Tras esa superflua sonrisa se giró sobre su propio eje y buscó el esconderse de esa mirada de la que quizás, incluso, podría haberse quedado mirando esos luceros por horas enteras.

Giro su rostro al notar que los pasos del chico no se habias alejado y miro detenidamente al chico, era delgado, cabello rubio, piel blanca definitivamente atractivo.

- por que dejar para mañana lo que puedo hacer hoy…- penso y volteo su cuerpo hacia al menor dejandolo quedando su mirada fija en los ojos de el mirandolo con unos ojos que reflejaban el deseo de repente se habia despertado cual leon dormido y parecia dispuesto a comerse a aquel corderito.

- parece que no tienes miedo del peligro…- empujo al chico contra la pared dejando el cuerpo del chico atrapado entre esta y su cuerpo.

- ¿o acaso te gusta?- susurro mientras sus dedos delineaban el contorno del rostro del menor de manera insinuante.

Se sorprendió cuando de buenas a primeras y sin razón aparente nuevamente estaba mirando esos ojos que bien podrían hechizarle. Pero ahora... ahora estaban cubiertos por una mirada que no llegó a comprender. O que tal vez, no quería saber de su significado. Su cuerpo se tensó, sintiendose cómo un cordero apunto de ser deborado.

<< Temes. Déjame salir. >>

Irok esta vez no sonó agresivo, en su mente incluso aquellas palabras resonaron cómo un dulce ronroneo necesitado. Oh, por Dios... Retrocedió, pero lo hizo demasiado tarde. Pronto su cuerpo quedó prensado contra una de las paredes y antes de poder reaccionar o de siquiera poder expresar su disconformidad mediante alguna palabra, el cuerpo del desconocido se abalanzó sobre él, apegándole aún más contra la pared.

Suficiente, esas palabras acompañadas de las frías caricias en su piel despertaron el instinto fortuito de su personalidad más hostil. Sus ojos se oscurecieron, algo apenas perceptible dado a la oscuridad del pasillo.

- El peligro me gusta. – Juntó sus dos respuestas en una misma con una voz aterciopelada y ronroneante que nada tenía que ver con su original voz. Sus ojos se encararon a los de Mike y una sonrisa burlesca se bordó en sus infantiles fracciones; algo que sin duda no parecía quedar con él.

No pudo evitar mostrar sorpresa ante las palabras del muchacho pero la sorpresa dudo poco posándose casi inmediatamente una sonrisa traviesa en el. Hasta parecía que había tratado de seducirle al hablar, ya no parecía mas un corderito mas bien sus ojos destellaban cierto brillo perverso que a Mike no hacia mas que agradarle.

- ya veo…creo que nos gusta los mismos- cayo cualquier intento de respuesta con sus labios dándole un beso apasionado y la vez necesitado, luchando contra cualquier tipo del resistencia que diera mientras sus descendían a por su pecho sintiendo el suave tanto de la piel del menor mientras su deseo con el aumentaba.

Quería tener al chico allí, aquel chico había ignorado su advertencia y había logrado despertar su libido justo en el momento en que había decidido dejar atrás su abstinencia, no lo de dejaría ir fácilmente, el se había buscado aquello y Mike le demostraría que el que busca encuentra.

Abrió los labios para responder pero calló para devolver el beso con la misma pasión que estaba acechándole el desconocido. Nadie, jamás, nunca, había osado siquiera el rozar alguna extremidad de su cuerpo y ahora, de buenas a primeras, ése ente estaba devorándole los labios cómo si de su pareja se tratase.

Y él cayó en su invisible red. Cayó de cabeza.

Alzó sus temblorosos y delgados brazos y los enroscó entorno a la forma del cuello del mayor intentando así hacerle ver con ése gesto que quería seguir con esa cercanía. Todo cabe decir, los propios movimientos en el beso eran torpes e inexpertos y dado a eso, la saliva propia y contraria caía constantemente por los bordes de ambas comisuras al no saber asimilar bien la saliva entrante.

Era extraño. No le conocía de nada y el deseo había nacido de buenas a primeras. Eran sus ojos. Esos ojos... Los había visto. Pero sabía que eran dueños de otro. No obstante y desde las sombras... Siempre amó esos ojos cuyo libido estaba presente cada vez que cruzaba una mirada con él.

Ahora estaba allí, junto a él. Sin el incordio de Cory de por medio. Se dejaría hacer y participaría en cuanto se le ordenase.

El cuerpo del menor cedía poco a poco y respondía lentamente, recorría la boca contraria dominándola y enseñándole a su vez el arte de besar con pasión dejándole en claro el seria su dueño esa noche.

Dejo sus labios para dirigir al cuello del chico recorriendo suavemente la piel de muchacho con su lengua, degustando el dulce sabor de esta antes de posar sus dientes sobre ella mordiéndola suavemente como para marcarlo como suyo, seria suyo, seria el primero de muchos pero no por ello menos especial aquella dulce piel la probaría nuevamente, seria suya nuevamente por eso lo marcaba, todos tenían que saber que a alguien pertenencia esa piel y ese alguien era el.

Su lengua fue bajando hasta que le tapo con una molesta prenda que impedía su paso, sin miramientos tiro de la prenda haciendo que los botones de ella salieran disparados, cogió una de sus tetillas tirando un poco de ella con una de sus manos y luego poso sus labios sabre ella para tirar de ella mientras torturaba la otra.

Intentó aprender pero el beso, a su parecer, se le había hecho demasiado corto cómo para actuar de manera apropiada. Aún era un inexperto que buscaría sin duda e saber hacerlo del modo correcto para enviar corrientes eléctricas a ése no tan desconocido personaje.

Abrió los labios y aprovechó para tomar el aire perdido mientras la experta lengua del otro se deslizaba por la piel de su cuello. Cómo única defensa a eso encogió los hombros cómo si intentase aplacar el intenso placer que esos gestos le producían. Las marcas sólo confirmaban la realidad; Suyo. Sería suyo. Se convertiría en su amante si así se lo pedía. Haría lo que fuera por sucumbir el deseo en esa piel.

- Ah... – Un primer gemido salió de sus labios cuando sus pezones se vieron atacados; El uno por la húmeda boca y el otro por los brutos gestos de sus dedos. Placer. ¿Eso era?. Quería más… Y si no se lo daba, lo buscaría por su cuenta. Sus dedos desnudos deambularon por la cabellera de su proclamado amante e intentó indicarle que el camino correcto dónde explayarse con la lengua era abajo... un poco más abajo.

- Ra-Raro.. Abajo... allí... - Y de nuevo, intentó hacer que Mike bajase hasta los límites de su pantalón.

Sonrío ante aquel intento de pedido, pasando su mano por encima del miembro contrario para comprobar la excitación del chico. Era definitivo, el chico estaba ya a su merced.

- impaciente...- susurro y a manera de castigo mordiendo uno de sus pezones, torturo un rato sus pezones mientras sentía como su cuerpo su estremecía para después recorrer sus abdomen hasta por fin acercarse hasta aquella zona que tanto deseaba ser atendida.

Se encargo con rapidez de bajar sus pantalones de chico para después hacer lo mismo con la ropa interior dejando la erección del chico totalmente al descubierto. Paso su lengua por el miembro del chico recorriéndola sin reparo desde la base hasta la punta degustando el dulce sabor de aquel néctar que salía de el. Aquel era un sabor dulce, dulce y enviciarte quiso probar mas de el y coloco su boca sobre su erección succionando mientras su lengua recorría la longitud del miembro el busca de aquel deseado manjar.

¿La gente normal se excitaba tan rápido?. ¿Sería un mero depravado que estaba deseando algo así?. Lo sentía todo confuso, lejano. Quería de esos contactos, sin lugar a dudas. Era él... ¿Cómo era su nombre...?. lo sabía... Tardes observándole mientras se dedicaba a pintar. A escondidas. Siempre ocultándose mientras Cory parecía ignorar aquello.

- Venga... – animó mientras se estaba sumiendo en el retorcido placer que le provocaba la boca ajena en su pezón, pero se sintió aliviado cuando la boca contraria decidió obedecer a sus deseos.

La corriente repentina de frío le aplacó las piernas y pronto la humedad de la lengua de Mike le envolvió los sentidos, transportándole a otro mundo de sensaciones. Estaba incluso húmedo, erecto en toda su forma y deseoso de más roces cómo esos. Era cómo un adolescente se enfrenta a su primera erección mañanera. Curioso y deseoso de explorar. Lo deseaba. – Mike... - ¡No había olvidado su nombre!. No. Era... Él. Jadeó con fuerza y pronto su erección se vio envuelta por las paredes bucales del otro, algo que le hizo temblar entero y por ende, se apoyó bruscamente contra la pared, cargado en placer. ¿Y si un profesor hacía guardia y pasaba por el pasillo? ¿Y si...?. Echó la cabeza hacía atrás buscando aire, de dónde fuera. Lo necesitaba.

Recorría su erección de arriba abajo acariciando aquella sensible zona sin piedad mientras sentía como su cuerpo se calentaba poco a poco, el chico lo calentaba, su cuerpo era mas que adictivo, su esencia, sus gemidos, su ser. Pronto lo haría suyo disfrutaría de su interior de así como disfrutaba en ese momento de su calida esencia casi no podía esperar aquel momento, ya sentía su erección atrapada en medio de sus pantalones, dura, imponente, buscando ser atendida.

Se detuvo un momento al escuchar su nombre ¿Cómo era que sabia su nombre si no se lo había dicho?, decidió continuar aquello no importaba, no era momento de hablar sino de actuar y actuaría inducido por aquellos “Mike” que sonaban a ruegos para el, ruegos por mas.

Estaba seguro que solo faltaba poco para que el chico se viniera y lo esperaba, lo esperaba con ansias probar el sabor de su orgasmo y aun no mas ansias el momento de poseerlo.

Jadeó con aún más fuerza. Esa lengua era hábil y sin duda sabía dónde y cómo tocar para que ardiese ya en deseos de soltar lo que su hombría retenía. ¿Cuántos segundos más soportaría sin correrse? Presuponía que pocos. Placer. Todo era placer... – A-ah... – Sus dedos se enredaron en la oscura cabellera de aquel quién le estaba otorgando esa deliciosa felación y su cadera se movió hacia delante en busca de más contacto ensalivado.

Y lo consiguió. Su sexo se embadurnó con aún mayor plenitud de la saliva de quién durante un año hubo amado en secreto y exhaló con fuerza el aire contenido; Todo el que restaba en sus pulmones. Sus muslos temblaron y su esencia amenazó ya con salir, por ello, tironeó de su cabello hacía arriba, impidiéndole que pudiese llegar a tragarse lo que estaba por salir.

Era horrible que... Pero no podía... Emitió un grito quedo que resonó por todo el pasillo y de ése modo su semilla salió disparada de la punta de su erecto sexo. El placer del orgasmo le invadió hasta tal punto que le fallaron las rodillas y por ello, medio cayó contra el suelo, semi apoyado en Mike.

Sintió el tiron de malas ya que este le impidió tomar aquel tan deseado néctar pero eso no era lo peor de todo había sido el grito emitido al llegar al orgasmo, el cual pudo haber sido oído por otras personas.

- shh…- le dijo al chico tapando su boca al chico como recordando que podían ser descubiertos, después de unos minutos en pleno silencio, soltó la boca del chico dispuesto a continuar donde se habían quedado, no le importaba mucho el ser descubierto pero si lo hubiesen sido no habría podido continuar con aquello que tanto deseaba,

- no debes hacer ruido…no esta vez…- parecía insinuar con ello que aquella seria la primera pero no la ultima, lo acababa de decidir, probaría ese néctar una vez mas o quizás mas de una.

Bajo su mano hasta la entrepierna saboreando los restos de aquel dulce liquido, para luego besarse aun con aquel sabor en sus labios apegando su cuerpo al del menor rozando levemente su erección ya despierta con el abdomen del menor como para mostrarle así el estado en que lo había puesto.

Ensalivo tres de sus dedos y volvió a besarlo mientras que sus dedos se dirigían hacia las nalgas del menor buscando su entrada, entrando si reparo un primer dedo aquella estrecha cavidad y moviéndose lentamente tratando de luchar contra estrechez del muchacho, era estrecho…muy estrecho, ¿acaso seria virgen? No importaba si lo era no lo seria por mucho tiempo.

Jadeó contra la palma que le imposibilitaba el tomar aire de manera correcta. Aire. ¿Dónde mierda estaba el aire...?. Sólo había salido del cuarto para ir a un aula que estaba a escasos metros de su posición y de improvisto, aquel que durante un año estaba observando en las sombras le estaba arrancando la inocencia a pasos agigantados. ¿Dónde habían quedado las cenas románticas y las declaraciones pastelosas?

Asintió a sus palabras, dándole a entender que no gritaría más. Al menos, eso se proponía. El beso no le supo a gloria pues el saber que era su propio esperma el que invadía su cavidad, pero correspondió con desesperación. Se declararía así; Con el mejor beso que jamás hubiesen dado a su proclamado amante.

Bordeó el interior de su boca con movimientos lascivos de la lengua y procedió a dejarle el paladar con rastros de su saliva. Su cuerpo se tensó. Grande. Aquello que tenía entre las piernas era grande. Entreabrió los ojos justo en el instante en el que los dedos contrarios eran ensalivados y su tez se sonrojó; Sabía lo suficiente cómo para entender hacía dónde terminarían esos dedos.

Cual gato, sus uñas se clavaron en los hombros del mayor y pujó su cuerpo hacía arriba en busca de la liberación del tormento que sacudía su recto. Dolía. Balbuceó palabras inconexas mientras intentaba desarrollar un nuevo beso, tembloroso y lastimero. – N...Ng... -

Más veces. La vida entera. Sería suyo cuantas veces se lo ordenase. – M-... Mike. – De nuevo, sus uñas se apretaron contra los hombros adyacentes y no supo si le hacía daño o no, únicamente buscaba su liberación. Dolía...Y eso, seguramente, no tendría punto de comparación con lo que vendría.

Unas uñas trataron de clavarse en su cuerpo pero fueron detenidas por la ropa del mayor, no detuvo aquellas uñas ya que sabia que teniendo su ropa de protección el daño que le podrían hacer era mínimo. Metió otro de sus dedos mientras cuando sintió que el cuerpo del menor había cedido un poco la presión que ejercía, moviendo sus dedos en su interior de forma similar que con el primero. Tenia que resistir aquel impulso de su cuerpo que le demandaba no esperar mas para poseerlo, pero debía esperar solo un poco…solo un poco, solo un dedo mas y estaría preparado para el. Decidió no esperar mas y metió un tercer dedo en el, hizo entrar y salir sus dedos de manera acompasada y lenta penetrando aquella calidad cavidad con ellos al son de sus gemidos.

- ahora serás mio… ¿estas listo? – pregunto con un tono pícaro en su voz, no importaba mucho la respuesta, ya lo había preparado así que estaba lo mas listo que podía estar. Bajo sus pantalones dejando a la vista su ya despierta erección y la dirigió a la entrada del menor presionando sobre ella para lograr entrar en ella derrotando la resistencia natural que le brindaba el hasta ese momento virgen chico.

Sus ojos entre el movimiento de los dedos del mayor se mantuvieron abiertos de par en par, mostrando su dolor. Sí, obviamente, aquello que estaba haciéndole dolía en demasía. No entendía los motivos por los cuales tenía que ajustar nada más y nada menos que tres dedos en ése lugar dónde hasta ahora nunca jamás había entrado nada. Exhaló con fuerza, inconforme a ése tercer dedo unido. Dos no dolía demasiado... Tres era espeluznantemente doloroso, siquiera se atrevía a manifestar aquello por temor a que se apartase; Debía ser suyo. Ahora. Antes de que Cory despertase en el otro lado de su mente.

- A-ah... S-...si... – No, de hecho, no lo estaba. Dolía. Allí abajo dolía. Escuchó, entre la oscuridad del pasillo, el suave traqueteo de los pantalones ajenos deslizarse por lo que entendió que posiblemente no tendría escapatoria alguna a lo que el otro deseaba... Y él también. Jadeó con fuerza cuando se dio el primer intento; Allí le tenía, empuñando la punta de su hombría en su virgen cuerpo. Tensó su cuerpo, imposibilitándole la entrada. – E-es... Grande... – Y quizás n mentía, aunque no tenía demasiada experiencia cómo para etiquetar de grande a la hombría ajena.

Su cuerpo ardía, quería ya poseer al chico mas el cuerpo de estaba imposibilitándole la entrada, el chico estaba tenso, muy tenso, lo dedujo por la reacción de su cuerpo y el timbre de su voz. Probablemente estaba nervioso por no ser mas que un extraño quizás en realidad era su primera vez, no tenia la seguridad de mas que
la necesidad que tenía de encontrar alguna forma de relajar al chico

- lo es pero se sentirá bien…- dijo con la voz mas dulce que pudo articular en aquel momento y luego volvió a besarlo pero esta vez de forma lenta, pausada saboreando sus labios buscando con eliminar eso defensa de su cuerpo que le impedía volverlo finalmente suyo.

Aun manteniendo el beso volvió a intentar irrumpir en aquel estrecho cuerpo de forma lenta pausada distrayéndolo con el jugueteo de su boca.

¿Bien...? ¡¿Bien?! ¡Aquello era demasiado grande cómo para...!. No, no. Dolería cómo habían dolido los dedos en su exploración. Gimió débilmente cuando los suaves labios del otro dieron con su comisura y esta vez parecían no querer devorarle... Si no que le hacía sentir una extraña seguridad que no iba para nada acorde con lo que estaba apunto de pasar.

El aún no lo deseaba, pero su cuerpo escogió por él; Se relajó entre tanto el beso se hacía efectivo, sus suaves labios se oprimieron contra los del mayor haciéndole ver que había atendido a la clase anterior y que ahora al menos era capaz de corresponder sin atragantarse.

Un pequeño grito amenazó con salir cuando su punta, esa rojiza, se adentró en su recto con calma; Claro. A él no le dolía. Arañó nuevamente ls ropas del adulto y se movió en busca de la liberación de sus labios para poder ahora si, emitir un chillido de carácter más bien afeminado; Poco le importaba quién pudiera escucharle; Dolía. Era... grande y estaba enterrándose totalmente en él.

Aquel beso fue respondió de forma casi habilidosa ¿habría recordado como besar o es que aprendía bien? No se tomo mucho tiempo en pensar en aquello ya que se percato que el cuerpo del chico poco a poco se relajaba permitiéndole al mayor ingresar finalmente a su cuerpo. Ingreso lentamente dejándole acostumbrarse a la intromisión en respuesta a lo bien portado que había sido el chico, el ingreso era dificultoso y casi tortuoso pero al mismo tiempo lo cual contradictoriamente hacia todo aun mas excitante, era virgen adquirió la seguridad de aquello mientras le quitaba esa virginidad lentamente.

Se percato del sonido que saldría de los labios del menor y cubrió la boca del menor para hacerlo menos audible, no podía dejar que los descubrieran en ese momento por nada del mundo lo dejaría.
- recuerda que debes mantener silencio- le dijo y casi como si fuera una especie de castigo termino el ingreso de manera un poco brusca mientras su mano hacia presión sobre la boca del menor para evitar aquel grito que de seguro habría salido de sus labios de no hacerlo.

Abrió de par en par los ojos; Estaba siendo ya desvirgado y podía sentirlo por la pequeña resistencia que parecía ofrecer su cuerpo. Era su resistencia natural, no era para nada que su cuerpo se opusiera a la entrada de aquel palpitante miembro; Para nada. Dolía, claro que dolía... pero no supo lo que era realmente el dolor hasta que Mike no se adentró con ademán de castigo en él de manera más ruda.

Por suerte sus labios estaban sellados por la palma del mayor, pero de todos modos ni eso llegó a amortiguar del todo el chirriante sonido de dolor que manifestó. Era su primera vez y para colmo, la posición en hacerlo no era la más idónea para la comodidad. Al estar de pie, sentía las piernas entumecidas y demasiado débiles para siquiera sostenerse, y por ello, arrojó los brazos al cuello del mayor, apoyándose en él mientras intentaba que sus gemidos (y aún débiles y tenues gritos) no se hicieran demasiado audibles, aunque el menor sonido ya producía eco entre esos grandes pasillos desérticos por la hora.

Disminuyo un poco la presión de su mano, quería escuchar sus gemidos pesar de saber lo peligroso que esto era pero no podía soportar tenerlo sin escuchar aunque sea un poco de aquella música que saldría de aquellos labios. Le dejo un momento acostumbrarse a tenerlo dentro mientras acariciaba un poco sus mejillas como si tratara de calmar un poco su dolor de esta manera o si tratara de darle aunque sea algo de la dulzura que toda primera vez merecía.

Comenzó a moverse lentamente en su interior haciendo que su miembro recorriera lentamente aquella estrecha cavidad, mientras trataba de acallar sus propios gemidos. Era estrecho e embriagadamente excitante y solo suyo, tanto que le costaba ir lento dentro de el, quería sentirlo completamente mas se contenía para dejare al menor acostumbrarse poco a poco, dejando que es placer dejara de lado es dolor, dejando que poco a poco conociera el verdadero significado de la palabra placer.

Cuando el otro pareció hacer amago de retirar la mano de su comisura no se molestó siquiera en reprimir sus gemidos; Aquello le gustaba y aun que el dolor permaneciese haciendo acto de presencia, comenzaba a sentir cierta necesidad de más en su interior, quería rogarle que lo hiciera tan lento cómo hasta ahora, pues era cuando aceleraba el proceso que aquello realmente lastimaba, pero cuando lo hacía cómo ahora... Encogió débilmente los hombros ante el paso de las manos ajenas por sus mejillas, dejando escapar diversos sonidos producidos por el placer.

Estaba siendo suyo... Y aun que fuera por un efímero instante, él también estaba siendo de Mike. Eran uno, y aun que su interior se empeñase en envolverle haciéndole bien complicada la penetración... Comenzaba a sentir un innegable placer recorriéndole todos y cada uno de sus filamentos. Dejo de apretar tanto sus hombros y pese a su clara falta de experencia alzó una pierna, envolviéndo con esta parte de la cintura del más alto, dandole a entender que así podría acceder a mejores y más profundas zonas. - a-ah... -

Podían ser encontrados en cualquier momento y eso era mas que excitante mas no Quieri que aquello pasara pero no por temor al castigo sino por no querer interrumpir aquel mas que placentero momento. El chico era suyo por propia voluntad y eso le daba un toque de superioridad a Mike, seria su amante desde ese momento, aquella seria la primera de muchas noches de placer y sexo.

Los gemidos del chico poco a poco se hacia mas fuertes como prueba innegable del placer que el chico empezaba a experimentar. Sonrío ligeramente ante la actitud del menor, quizás no tenia experiencia pero si tenia cualidades natas para el sexo. El placer se hacia cada vez mas presente en aquella nueva posición, su miembro entraba cada vez mas profundamente mientras que se contenía para no aumentar mucho el ritmo dejándole tiempo al cuerpo del chico a ceder ante el placer producido ante de penetrarlo mas profundamente.

le daría igual que irrumpieran, el hecho de pensar que podían verlos allí en una especie de apareamiento primitivo le hizo endurecerse aún más. Se excitaba con sólo pensar que podrían llegar a verles así, unidos por el sexo de Mike clavado en lo más profundo de sus entrañas... Entonces lo sabrían, ése chico... Ése chico era suyo. Con novio o sin él, ahora le pertenecía.

Sus pensamientos se vieron irrumpidos por una nueva oleada de gemidos de cosecha propia que no pudo reprimir; Le gustaba. Era... – A-ag... – Sus manos dejaron de arañar y ahora se abrazó con turgencia y posesión a los hombros de aquel que estaba robándole lo único que jamás había entregado a nadie. Era de mutuo acuerdo, no obstante. Él también deseaba que aquello se diera. El ritmo aumentó y con ello también lo hicieron sus gemidos, estos ya no eran tan inocentes cómo en un principio, eran meros sonidos que proclamaban a Mike cómo rey de su cuerpo. Estaba llegando a un punto dónde el placer era inigualable. Pero fue cuando el mayor rozó un punto de su anatomía que todo él tembló... La próstata. La había encontrado.