Mentiroso...

Hacia poco tiempo que Kein llegado a la nueva Academia y todavía había cajas que desempacar, pero el ojirrojo estaba haciendo todo lo contrarío, estaba tomando cosas de su escritorio y volviéndolas a guardar en las cajas mientras secaba las lagrimas que corrían por sus mejillas. Había hecho lo que nunca creyó que llegaría hacer, lo que nunca creyó que llegaría a pasar, pero así era. Kein había terminado con el hombre que significaba su vida…
Estaba apresurado en guardar todo para marcharse de una ves de allí.
¿A dónde iría? No tenía idea de eso, solo quería irse para no arrepentirse de lo hecho, aunque en esos momentos Kein ya se encontraba arrepentido de ello.
No podía dejar de pensar en el ojiazules, su sonrisa, su olor, su calor, sus ojos, sus caricias, su amor… Pero nada de eso ya importaba, todo había sido una mentira y ya nada tenia sentido. ¿Cómo podría sobrevivir sin él? No lo sabía, no sabía si sobreviviría.

((Así no! en pasado! xD))

Estaba completamente perdido en sus pensamientos, pero un fuerte golpe y al escuchar su nombre llamar volvio a la tierra. Rapidamente se dió vuelta y miro al mayor que lo llamaba. "¿Por que ahora?" Penso, no era el momento más oportuno para las intromiciones de Aya. Al verle no pudo evitar fruncir el seño, no era Aya a la persona que queria ver en esos momentos.
-Vete. Estoy ocupado- Dijo ignorando al mayor con un tono de voz sebera, para despues darse vuelta y seguir con sus cosas.
Kein seco sus labrimas rapidamente, aunque le era imposible evitar un desconsolado llanto, aquellas gotas seguian cayendo por sus mejillas y por más que lo intentara su voz se volvia quebradiza.

No se esperaba un agarre tan brusco por parte del mayor, pero en ese momento no tenía fuerzas para resistirse a nada.
-...Porque si- Susurro dando un jalon con la misma fuerza que Aya le agarro para quedar nuevamente libre.

((n///n))

Quería para su llanto, pero le era imposible. Sentia una sensación extraña en su pecho, dolía, y por algun motivo le costaba respirar. Su cuerpo no reaccionaba a nada de lo que le ordenaba, no tenía la fuerza suficiente como para soltarse de las manos del pelirrojo.
-No es tu asunto- Dijo ladeando la cabeza con la intención de mirar a otro lado, a cualquier lugar, solo queria evitar aquella profunda mirada violeta.
Cada ves le dolor se hacia peor y las horribles sensaciones aumentaban ¿Moriría?

No, no era igual. Era completamente diferente a la de su amado. Las caricias de Aya llegaban a quemarle como el mismo fuego. Rapidamente con un suave movimiento aparto la mano de el pelirrojo con las suyas.
Solo llego a asistir con la cabeza aún sin mirarle y no lo haría, no miraria esos ojos violetas.
-Solo... Solo quiero irme- Susurro con la misma voz quebradiza volviendo a romper en llanto cubriendo su rostro con las manos para Aya no le viera llorar, deslizandose por la pared hasta quedar sentado en el suelo sin que las lagrimas le den tregua alguna.

¿Por que él? ¿Por que tenía que estar él ahí en esos momentos? Lo odiaba, lo odiaba por no haber acertado con el disparo y hacerle pasar por ese momento. Sabia claramente que no era cualpa del mayor, pero se negaba a cualpar a su ex novio.
-Te dije quete fuereas- Dijo al sentir las caricias en el cabello e intenaba contener el llanto. ¿Porque todo debia terminar así? ¿No era suficiente su amor?

Kein quería terminar con todo, quería acavar con su vida, pero no era capaz de hacer semejante covardía. Mucho antes de esto, mucho antes de ingresar a la academia como estudiantes se había prometido que nunca realizaria semejante acto de covardía y terminaría cuando tuviese que despertar de la pasadilla.

Intentaba detenerse, pero sus lagrimas no dejaban de brotar de sus ojos y por mas que Aya o él mismo las retiraran una nueva aparecia rapidamente y volvia a correr por su mejilla.
No podía dejar de preguntarse "¿Por que?" ¿Que era lo que había hecho mal? Había dado todo de él, su cuerpo, su alma y corazón y acambio no recivió más que dolor. Era injusto.
Tubo la fuerza de levantar la mirada, observar y escuchar al mayor, viendo sus ojos. Si, una abrazo, una muestras de queriño, en ese momento no importaba de quien sea solo quería un poco de consuelo.
-¡Perdon!- Dijo lansandose el pecho del mayor, escondiendo su rostro en el, apretando con fuerzas sus prendas y más importante aun apretandose fuerte contra él.

Extrañamente se sentia mejor, el calor de alguien más, de quien duese, era reconfortante. A pesar de eso el dolor no cesaba, dolia y seguiría doliendo quien sabe hasta cuando.
Otra ves se encontraba en los brazos de Aya, no lo comprendia bien, pero por alguna razon siempre terminaba en sus brazos. Aya era quien siempre le consoba, quien siempre estaba allí cuando lo necesitaba aunque muchas veces cuando no lo necesitaba. -Te odio- Dijo moviendose un poco, acurrucando la cabeza en el pecho del pelirrojo, estaba tivio como el de su Shinichi. Extrañaría mucho esa sensación de calor y afecto, esa simple sensación de amor.

Las lagrimas aun no se detenían pero iban cesando poco a poco, aunque un simple abrazo no curarira su destrozado corazón.
Se mentuvo pegado a Aya, lo odia, si, pero era reconfortante. En un momento así no importaba quien fuera.
Sentía que cada ves perdía más fuerzas, su cuerpo yasia exausto entre los brazos del pelirrojo, tanto que nisiera se percato cuando este lo movió. A causa de su dolor y preocupación hacia días que no dormia ni que descansaba, el trabajo y la perdida de su amor lo mantuvieron ocupado todo él tiempo.
Finalmente renunció y se dejo vencer. Sus rojos se entrecerraron lentamente para poco a poco cerrarse por completo. Lo ultimo que hizo fue mover levemente la cabeza dejando la mitad de su rostro a la luz. Sus mejillas estaban rojas y sus ojos aun con lagrimas.
Kein estaba dormido.

Era calido, reconfortante... Tuvio.
A pesar de ser Aya estaba sumamente comodo entre sus brazos, el calor de su cuerpo logro calmarlo. Kein durmio por horas, largas horas entre los brazos de Aya. Necesitaba un buen descanso y reacomodar sus ideas.

Después de varias horas, de las cuales él ni noto su pasar, abrió los ojos. Estaba en el mismo lugar y aún seguía entre los brazos del pelirrojo, la unica diferencia era que estaba todo oscuro, apenas lograva ver el relieve de las cosas y de Aya por la luz de la luna que entraba por la ventana.
Se movio ceparandose de el profesor que aun dormia y miro a su alrededor, sintió un horrible escalofrío que recorrió su espalda, esa sensación no le agrado nada.
-Aya...- Dijo moviendole un poco para que se despertara. No quería estar solo.

Comenzo a sentir una sensación extraña, tenía una fuerte necesidad de irse de allí, aunque no estaba asustado. -Hola...-
Estiro los brazos soltando un largo vozteso mientras lo hacia, aun tenía cara de dormido. -Ya es tarde...- Dijo mientras refregaba sus ojos -¿Nos vamos?- Le pregunto esperando como siempre aprovación. Seguía cansado pero ya tenía la mente fresca y había pensado en lo que iba hacer, por más decir que aun tenía esa horrible sensación encima.

Por esa ocación se dejaría acariciar, además ya era soltero, podía hacer lo que quisiese con quien quisiese ((gran descubrimiento *w* ~ xD)) y Aya era bastante dulce y ciertamente muy atractivo. No hizo nada, solo cerro el ojos cuando el pulgar comenzo a moverse.
Se levanto del suelo con la ayuda del pelirrojo y luego se sacudió.
-No te precupes, ve tu... Yo no ire a la habitación. Me ire a casa, llamere a mi hermano para que me venga a buscar- Dijo con una mirada entristecida en sus ojos. -...Creo que es lo mejor. Además solo me tomare unos días.- Se termino de sacurior y se acerco al escritorió comenzando a buscar algunas cosas que iba a llevarse.

-Gracias- Dijo a Aya, era lindo saber que alguien se preocupaba por él. Se despidió de él saludandole con la mano mientras cerraba la puerta. Cuando la puerta se cerro saco esa fingida sonrisa del rostro. Se acerco a la su escritorio y tomo su movio. Se le quedo mirando fijo, debía llamar a su hermano, pero queria saber como esta Él. No podía llamarle por mucho que deseara escuchar su voz, por más que Él le digera que siempre estaría cuando le necesitara. Otra lagrimas escapo de sus ojos y cayo sobre la pantalla del pequeño aparato. -Takaji...- Pronuncio el nombre de su hermano para olvidar las tentaciones y saber a quien verdaderamente debía llamar. Marco el numero y espero pasiente a que su hermano contestara.

Mientras escuchaba el sonar del telefono pensaba si estaba haciendo lo correpto. Lo amaba y sin importar que o cuando nunca iba a dejar de pensar en él. De inmediato corto la llamada que estaba haciendo, se quedo en silencio observando el movil. Lo haria.
Sin perder más tiempo marco el numero de su amado y le llamo "Atiende. Atiende" Sabía que era muy tarde y quizas a esa hora ya estuviese durmiendo, pero aun así tenía la esperenza de que le contestara la llamada. La impasiencia lo estaba matando e hizo correr una lagrima por su otra mejilla. En ese momento sintió unos horribles escalofríos, eran como los de hace rato, solo que estos más fuertes. Tenía la inmensa necesidad de salir de allí, pero aguardaría, el telefono aun estaba sonando. Bajo con tristeza la mirada, él no contestaba estuvo a punto de resignarse pero en ese instante el telefono quedo en silencio ¿Contesto?. Espero unos segundos a recivir alguna respuesta pero no había sonido alguno. -¿Shinich...?- Preguntó con timidez pero no logro terminar, un horrible sonido lo interrumpio. Kein solto el movil dejandolo caer al suelo, retrocedió para atras quedando apoyado en el borde del escritorio mirando con una expresion de sumo terror el pequeño aparanto en el suelo.
No sabía que sucedia, pero ese horrible grito de desesperación que se escuchaba le hicieron correr algunas lagrimas más. Era algo desgarrador. Pronto el ruido ceso y todo volvio a quedar en silencio. Kein estaba atonito. "¿Qué...?" Estaba confundido ¿Se estaba volviendo loco?
El cuerpo de Kein comenzó a temblar ligeramente al escuchar esa pregunta seguida de esa maligna risa. Sus ojos se abrieron grandes al notar que la risa se posicionaba de tras de él. "Voltea..." Su cuerpo estaba inmovil y no queria reaccionar a nada de lo que le ordenaba. Pero finalmente reacciono cuando sintió que su ropa comenzaba a rajarse. Ante eso solto un grito y se movió de allí apoyandose de espaldas a la pared, miro al rededor pero no había nadie, o mejor dicho nada. Al mirar al movil lo noto muy extraño, ese ya no era su teleforo, era como si se hubiese desintegrado de adentro hacia afuera. ¿Qué ocurria? Su respiracion se acelero al igual que sus latidos. Esta bien, era verdad, estaba asustado.