Tocando la armonica

Pegó un poco más los labios contra la tersa piel del profesor y dio lo que fueron las últimas succiones; Estaba repleto de esa sangre. Despacio y teniendo cuidado de no crear una hemorragia, separó su boca de la zona herida, tan buen punto sus colmillos se despegaron de esa muñeca, su lengua tapió los pequeños agujeros allí dejados para detener el manar del líquido carmesí. Siquiera había derramado una sola gota; No tenía mancha alguna y la muñeca de Hizumi tampoco tenía ningún rastrojo. Era como el crimen perfecto.

Levantó sus ojos, ahora de un rojo intenso y observó a quién por unos minutos hubo sido su presa estaba pálido, pero por lo demás parecía estar bien. Cambió la trayectoria de sus caricias y sus dedos rozaron el labio inferior del peliverde, ejerciendo cierta presión para que abriese la boca. ¿Vampiro tal vez? ¿Tendría colmillos?. Rebuscó con un par de dedos por la hilera de dientes del ángel, confundido. Conocía pocas razas. Muy pocas. El deseo y curiosidad de saber de que se trataba se le hizo latente.

Paladeó aquello que aun residía en su boca... Dulce. Dulce y amargo. Híbrido, sí.

Abrió los ojos lentamente cuando sintió que los colmillos del menor se alejaban de su piel, mirando el lugar mordido con algo de confusión al no ver ningún tipo de marca en ella.

Coloco ligeramente una de sus manos sobre su frente mientras que sentía su mente algo confusa, ahora si sentía claramente la esencia vampirica del pequeño pero como no pequeño pero porque no se había dado cuenta antes, la respuesta llego rápidamente a su mente cuando se percato del tono escarlata de los ojos del pequeño.

Permitió que el niño inspeccionara su boca aunque no entendió bien en un comienzo la razón de esta pero luego cayo en cuenta del porque lo hacia, el niño ya lo sabia, el niño sabia que el no era humano.

Saco la mano del niño de su boca con cuidado para poder hablar y se esforzó por sonreír a pesar de aun estar aturdido.
- no tengo colmillos pero como ya te has dado cuenta tampoco soy humano -
Hablo de forma algo pausada pero clara, sin poder evitar sentir algo de libertad al decir aquello, era como si aliviara un poco su alma al contar aquella verdad que a casi todos debía ocultar.

Dejó que su mano fuera retirada de la zona por el otro, cómo si no le importase el hecho de dejar de pasear los dedos por entre sus dientes; No, no tenía colmillos. Por lo tanto, la idea de que fuera un vampiro quedaba descartada. No era cómo él, un maldito de la noche.

Sus palabras le hicieron volver a cruzar su mirada con la de Hizumi. El escarlata había menguado considerablemente, ahora sus luceros estaban casi tan azules cómo anteriormente pero pronto la duda afloró en ellos. Entendió perfectamente lo dicho, el problema era no situarse. No tenía colmillos, no era humano... Apenas había tenido oportunidad de conocer nada más del mundo y por esa misma razón todo cuanto le rodeaba le parecía algo nuevo a descubrir; Y ésta vez, lo que quería saber era a extraña procedencia del mayor.

Tocó con cuidado sus dedos y los mismos pronto buscaron dónde intercalarse entre la palma contraria, haciéndose un perfecto espacio en la mano ofrecida. Era un gesto extraño que sin razón aparente le llenaba de seguridad. Mamá se lo hacía. Y por ello reaccionó así.

Quizá si el profesor se sentía seguro le confiaría su procedencia. Tal vez podía volver a degustar de él cuando el hambre le acechase hasta el punto de doler. Conocía el dolor del hambre... Del hambre roja. Era increíblemente peor a cualquier otra. Así... Compartirían un secreto. Los dos.

Estrecho la mano del pequeño con si con ello estrechara aquella coneccion de que cierta forma habia entre ellos, como si con esto los dos acordaran a travez de un acuerdo no verbal no contar el secreto del otro.

- Tambien soy hidrido como tu, mi madre era un angel y mi padre aunque no lo conoci se que era un demonio- hablo tranquilamente tampoco sabia mucho de el mismo, su existencia, solo sabia que habia pocos como el...angel y demonio una mezcla casi prohibida, era poco lo que habia podido averiguar pero suponia que la razon para que su madre hubiese vivido como humana desde antes de que el naciera.

- ¿sorprendido?...se muy bien que no hay mucho como yo...supongo que eso me hace especial aun entre los no humanos- hablo sonriente como tratando de ver el lado bueno a aquel mas que complejo asunto.

- creo que tampoco hay mucho hibridos de vampiro y humano...- añadio mirandole detenidamente, hasta donde tenia entendido los humanos eran considerados alimento de vampiro asi que el niño no debia ser algo comun aun entre los suyos ¿lo tratarian bien siendo diferente?¿o acaso tambien habria conocido ya el rechazo?, tenia muchas preguntas pero sabia no era conveniente hacerlas en el momento, era mejor darle tiempo al tiempo.

Entendió con el agarre del mayor que habían pasado a ser, de un momento a otro, confidentes de secretos y aquello le gustó. Era la primera persona que no le rechazaba por la edad en ése lugar, y por increíble que fuera el asunto, siquiera se había molestado u algo cuando se enteró de su condición.

Abrió suavemente la boca ante la explicación dada, mostrando así su clara sorpresa a la explicación. Un híbrido; Cómo él. ¡Lo sabía!. Al parecer estaba en lo cierto y por fin podía comenzar a distinguir los tipos de sangre, aunque no atinase del todo con las razas... Eso era algo secundario de lo que pulir.

Sonrió brevemente, mostrando ése encanto infantil que sólo los niños poseen y sus dedos trazaron suaves formas en los nudillos del que ahora conocía cómo ángel y demonio.

- Non ti preocupes. – Con su mano libre procedió a llevarse el índice a la altura de los labios, diciéndole con ello que no diría nada de lo contado. Aunque posiblemente, tampoco encontraría las palabras necesarias para contar lo ocurrido. Por no decir que según sabía, el atacar a otro era una de las cosas por las cuales se expulsaba de la escuela.

Sonrío ante el gesto del niño y respondió con un gesto similar como respuesta, el tampoco pensaba decir nada, aquello seria un secreto de dos. Alzo un poco su mano y la paso suavemente por la cabeza del menor acariciándola suavemente, solo era un niño pero tendría un vida duda siendo hibrido y aun mas por ser mitad vampiro.
- puedes tomas mi sangre cuando quieras siempre que no sea antes de una clase...no se vería bien que un profesor este medio mareado en una clase- sonrío mientras hablaba, a pesar de estar aun algo adormilado, estaba seguro de lo que decía, sabia muy bien que el niño tendría sed de sangre de nuevo y si el podía ayudar al menos en eso para que su vida en la escuela sea mas fácil lo haría.

- los humanos no creo que entiendan lo que eres fácilmente así que no debes decirlo y mucho menos tomar de su sangre - recomendó mientras sentía que poco a poco sus fuerzas parecían volver, al parecer su cuerpo empezaba a recuperarse ya de la perdida de sangre.

- bueno...- trato de decir su nombre de nuevo y cayo nuevamente en cuenta que todavía no lo había preguntado, si que era despistado tampoco le había dicho su nombre y esperaba que el menor lo buscase.

- creo que olvide decirlo me llamo Hizumi - hablo sin poder mostrar algo de vergüenza ante la presentación tardía.

Cerró por breve los ojos cuando sintió el paso de los dedos contrarios por su cabellera, no se quejó ante el contacto, por el contrario, le agradó el por fin sentir algo de calidez dentro de aquella frialdad con la que hasta el momento había sido tratado. Sonrió levemente y sus dedos dejaron de apresar la mano del adulto con un deje posesivo para volverse un inocente agarre que en cualquier momento podía ser roto por cualquiera de los dos.

- Sangre... – Repitió. Sí. Tenía su profesor-comedero... Por así decirlo. Gracias a ello se podría aguantar las ganas de atacar al primer humano (o híbrido...) que pasase por delante suyo. Era por demás decir que rechazaba cualquier sangre que no fuera humana. Le asqueaba el sabor demoníaco de los vampiros completos cómo su padre y para nada gustaba del sabor íntegro de un licántropo.

- Non diré. – Sonó a promesa infantil esas que se pueden fácilmente romper y ser pasadas por alto, pero hablaba totalmente en serio. Total... tampoco conocía a quién mentarle el secreto. No quería ver a sus padres allí. No deseaba por nada que se presentase su abuelo... No. Se negaba rotundamente en destacar entre la marea de estudiantes. Sería un niño bueno, cómo cabía esperar.

La parla nipona aún se le hacía complicada pero entendió nuevamente sus palabras. No obstante, se quiso asegurar y por ello apuntó al adulto con un solo dedo; El índice diestro. – Hizumi. – Sonrió, lleno de júbilo. Estaba aprendiendo rápido a comunicarse... ése dedo vagó suavemente en su propia dirección y así terminó por señalarse. – Lyn. – No gustaba de su nombre completo, por ello siempre daba a conocer su diminutivo. Manías propias de un niño.

Sonrio al escucharle decir su nombre, al parecer el niño le habia entendido tal como queria.

- Lyn...es un nombre bonito- respondio con sinceridad sin evitar notar el tono extrangero del chico, ya sabia que no era de Japon pero ¿de donde seria? , se quedo pensativo por un momento tratando de adivinar la procedencia del chico.

- ¿eres de Italia?¿verdad?...¿tus padres son de aqui?...- penso hacer mas preguntar pero se detuvo a tiempo, no queria atosigar al menos con tantas preguntas y ademas quizas si siquiera podia entenderlas bien pero no podia sentir algo de emocion de saber ya que el menor era un hibrido como el ya que aunque fuese un hidrido de una clase diferente ahora guardaban su secreto los dos, un secreto que los unia a los dos de alguna forma Hizumi se sentia como si a travez de aquel secreto el niño casi fuese algo asi como si hermanito menor, como un miembro de aquella familia que no tenia.

¿Eran sus padres de Italia? Ni el mismo conocía la procedencia de su generación. Estaba siempre recluido en un cuarto dónde su familia no pudiese alcanzarle, sus padres le protegían del exterior, por lo tanto, no conocía mucho de aquello que le envolvía. Si sabía que él hablaba italiano, por lo que era obvio que tal vez, hubiese vivido en italia... Asintió lentamente a las palabras del mayor; Era italiano.

No era que no quisiera responder con exactitud a las palabras formuladas, si no que no tenía manera de responder correctamente; No conocía las respuestas. Y esa duda se reflejó en la sonrisa carente de felicidad que emitió. Era insipida, carente de sentimiento.

Conocía nada y menos de su pasado. Poco y nada de su familia... Sus dedos volvieron a aferrarse con suavidad entorno a los contrarios, cómo si la duda pudiese aplacarse con el contacto del híbrido.

Simplemente sonrio al ver la expresion de confusion de su rostro, acaricio su cabaza suavemente despeinando los cabellos del chico mientras que su mano estrujaba suavemente la mas pequeña en respuesta a la reaccion del menor.

Al parecer su curiosidad habia ida mas alla de la cuenta, al parecer habia preguntado algo que no debia preguntar o quizas algo de lo que no sabia el la respuesta, no estaba seguro de ello aunque no importaba en ese momento pero trataria de hacer de nuevo aquello, no queria que la sonrisa del niño se opacara por su causa.

Sus ojos se fijaron un momento en el cielo, si bien se veia despejado se notaba que el sol ya no brillaba con mucha intensidad, pronto empezaria a oscurecer. Ya el mareo inicial habia pasado asi que podian continuar con su camino.

- debemos volver al colegio - anuncio y se quedo viendole esperando una respuesta afirmativa aunque en realidad no veia razon alguna por la cual el niño se podria negar.

Se quedó observando al mayor con expresión extasiada. La caricia en su cabeza sólo le indicó que podía quedarse tranquilo, Hizumi no estaba molesto por su evidente falta de información. Siquiera parecía que le tomara como el niño que todos creían que era. En parte, eso llegaba a consolarle.

Imitó su gesto y miró el cielo ya impregnado en un tono calido que indicaba el final del día. Y cómo si esperase esas palabras por parte del adulto se limitó a asentir lentamente, entendía su significado y en parte, era lógico; No podían esta allí por la eternidad.

Aunque el hecho de volver a esa habitación dónde no compartía lecho con nadie le hizo estremecer e instintivamente todos sus dedos se aferraron con calidez entorno a los de su ahora compañero, haciéndole entender que si; Irían, pero no lo haría si no estaba sujeto a su mano. Fuera capricho o no, aquel sería sin lugar a dudas.

Se puso despacio en pie. El brazo ya no le dolía siquiera, sin duda, los cuidados del profesor habían sido los correctos.

Sujeto la mano del menor suavemente, no veia porque soltar la mano del menor ademas no podia negar que le sentia bien al tenerla sujeta, volver al colegio de cierta forma tambien para el significaba soledad pero aquella soledad era algo a lo que casi estaba acostumbrado pero a pesar de eso no dejaba de ser dura para el.

- no solo puedes buscarme cuando tengas hambre, si necesitas hablar de algo alguna vez tambien lo puedes hacer - no le haria mal un visita del menor de vez en cuando y quizas podria ayudar un poco con su japones. Sonrio ante aquella idea y comenzo a caminar guiandolo por lo espeso de bosque hasta que por fin despues de varios ya se podia divisar la escuela a lo lejos.

- ya casi hemos llegado - sin querer su voz sonaba algo triste, al parecer ya le tenia cariño al menor.

- cuando estes en el colegio recuerda que debes "alimentarte" de nadie y...- lo miro detenidamente y pudo percatarse que el niño era realmente lindo lo cual no hizo mas que preocuparle, sabia que habia muchos pervertidos en la escuela y estaba seguro que el niño por ser tan lindo probablemente no tardaria mucho en que uno de ello lo tome como objetivo.

- debes cuidarte mucho de los pervertidos...asi que si alguien intenta hacerte algo malo me avisaras y yo me encargare de el ¿entendido?- le hablao seriamente, pobre de aquel que se atreviera a tratar de lastimar al niño, esa persona si que conoceria un lado de Hizumi que nadie conocia.

¿Hablaba en serio? ¿Su escaso japonés no le había engañado?. Hizumi había dicho que no sólo sería su comedero. También una especie de amigo. Eso le hizo sonreír de manera amplia y dulce. Quería a ése profesor. Muestra de ello era el modo en el como sus dedos se enredaban de manera casi posesiva entorno a los del adulto; Era suyo.

Parpadeó cuando el tono de voz ajeno se endureció. Que el recordase no había hecho nada mano para provocar ése tono en la voz del profesor; Nada. Primero se pensó en si llorar o no, confundido con las palabras dichas, pero poco o mucho...

Lo captó. No sólo le dejaría alimentarse de su sangre, si no que parecía que incluso había optado por protegerle de aquellos cuyo objetivo, según tenía entendido era pasar un buen raro (Aun que no entendiese del todo el concepto).

Mientras el edificio quedaba cada vez más cerca de ambos el agarre de sus dedos entorno a los contrarios se iba haciendo más firme. No quería soltarse. Se sentía sólo en esa marea de seres que tenían cómo objetivo únicamente el estar entre los más destacados.

Le agradaba cuanto conocía de ése ser. Era cómo él. No le despreciaba por lo que era si no que le protegería por lo que pudieran hacerle. En absoluto le había asustado...

Se sentía, por una vez, admitido.

Sentía que el chico apretaba su mano cada vez con mas fuerza conforma sus pasos se acercaban cada vez mas a la escuela, supuso que por alguna razón el niño no quería volver a ese lugar.

- no te preocupes...la escuela no es tan mala aunque haya muchos humanos allí...los humanos tampoco son todos malos pero a ellos les cuesta comprender que haya gente diferente- hablo tranquilamente el también en un tiempo había pensado en dejar la escuela pero al final decidió no hacerlo por seguir los deseos que su madre había tenido en vida, poco después descubriría su vocación por la enseñanza y estudiaría para ser profesor, ahora tenia que pasar casi todos los días en la escuela debido a su empleo, la vida si que podía ser ironía a veces.

Sus pasos llegaron por fin después de unos minutos sus pasos llegaron a los limites de la escuela, pronto tendría que alejarse del pequeño.

- estoy seguro que podrás hacer muchos amigos…- sonrío y acaricio ligeramente los cabellos del menor tratando de inspirarle seguridad con esto, estaba casi seguro que el pequeño no tardaría en hacer amigos aunque probablemente el pequeño creyese lo contrario.

- ¿crees que puedes caminar desde acá o quieres que te acompañe hasta tu habitación?- pregunto aun sin dejar la mano del menor libre pero soltando un poco la presión de esta la suficiente para que el pequeño pudiera soltarse si quería.

¿Amigos?. Ése concepto no lo conocía. Quizás era un nuevo modo de denominar a los vampiros... Puesto que estos eran los únicos que... No. Siquiera ellos aceptaban su condición híbrida. Ni humanos. Ni vampiros. No estaba en ningún bando, se debía mantener en medio procurando no rozar ninguno de los dos lados de la fina línea que lo separaba de ambas razas.

Sus deditos claramente más pequeños que los del maestro se deslizaron hacia abajo terminando así por liberar a Hizumi de su permanente agarre. No quería soltarse, pero sabía por experiencia que tampoco podía mostrarse demasiado dependiente. Él era mayor, podía cuidarse. Le costaría emprender su vida en solitario en la escuela si realmente obligaba al profesor a ceder a todos sus caprichos.

Negó suavemente a la pregunta impuesta por el mayor, pero no se separó de su lado. Vio con verdadero pavor las instalaciones de la escuela antes de dirigirle una última sonrisa forzada.

No quería. Pero debía. Sus dedos se alargaron en dirección a la mano del profesor pero paró súbitamente el gesto. No. No... No debía. Se alejó despacio, tropezando incluso. Se sentía torpe sin el soporte de esa mano. Era cómo aquella familia que por su culpa estaba disipada.

- Sono mayor... – Pero no sonó para nada convencido. Después de todo. Era básicamente el único alumno de primero y por ello los sombríos pasillos estaban siempre descubiertos sin nadie merodeando.

Noto claramente la sonrisa de pavor del rostro del menor cuando dejo soltó su mano, al parecer el no quería del todo ir solo aunque sus palabras dijeran lo contrario. Lo pensó detenidamente, no tenia nada que hacer así que bien podía acompañar al pequeño un rato mas, así vería que llegara bien a su habitación y de que supiera el camino a ella.

- creo que te acompañare, así me asegurare que llegues sano y salvo a tu habitación- dijo tomando la mano del menor decidido acompañarle a su habitación.

- así de paso sabre cual es para poder buscarte- agrego como dar mas veracidad a sus palabras, aquello era verdad solo en parte, si bien estaba seguro que iba a querer ir a buscarle en algun momento la principal razon para decirdir acompañarlo era disfrutaba de la compañia del menor casi tanto como el menor de la suya.

Parpadeó y alzó rápidamente el rostro cuando el mayor se ofreció a acompañarlo hasta aquello que por ahora estaba siendo algo así como su segundo hogar y sus ojos, ante la sorpresa se iluminaron cómo si de un niño de tres años frente a un juguete nuevo se tratase.

Nuevamente su mano fue enredada entre los dedos del mayor y él, sonriendo en toda su amplitud se dejó a ése gesto con un gesto azorado y de son apenado. Había pasado por alto el hecho de que Hizumi no conocía su posición... Obviamente, él siempre hubiera podido ir a la sala de profesores o encontrarlo mediante otros métodos. Podía, si quería. Que un profesor fuera personalmente al cuarto de un alumno era algo poco ético, pero se negaría a soltarse de esa mano ahora que hubo conseguido lo que quería desde un principio.

No. No le soltaría. Sus dedos hicieron un poco de fuerza cuando por fin la puerta que daba a la escuela se abrió frente a ambos, por ello miró hacía arriba, intentando infundarse de valor. Regresar allí... Lo odiaba.

Sabia bien que cualquier otro profesor podía ser considerado como un pervertido solo por acompañar al niño pero Hizumi no era alguien que se pudiera desconfiar, quizás era por el aura angelical que predominaba su ser o por lo amable que siempre se mostraba con todos, no era alguien de que se pudiera desconfiar, al contrario hasta parecía que las personas confiaban tanto en el casi de la misma forma como el tendía a confiar en otros.

Sonrío suavemente ante la presión de su mano, era obvio que el menor no quería regresar a la escuela pero no había opción alguna para aquello, los dos tenían que regresar si o si, no era algo que ellos pudiesen decidir.

Las puertas del colegio se abrieron ante ellos, el rápidamente busco una escusa para el pequeño la cual acompaño con una angelical sonrisa que hizo que a pesar de las desconfianza ante la poco creíble escusa no regañaran al pequeño por salir sin permiso.

Tomándolo de la mano lo condujo de camino a su habitación pasando por el jardín que era casi un destino obligado en el camino a las habitaciones.
((continua en el jardin))